
"Son como gigantes a los que uno debe enfrentarse, al igual que Don Quijote tenía sus molinos
Cuentan que Albert Camus estaba sentado en la base de un acantilado, cuando se le acercó un mochilero como un soplo de aire fresco, y le preguntó: «¿Verdad que los faros de esta isla de Menorca son increíbles?» Desplegando el brazo para abarcar todo el horizonte, y girando su vista hacia el muchacho, le respondió: «Todo aquí es increible. Todo».
A veces, un viaje de aventura es fruto de la casualidad y en ocasiones de una irresistible convicción, de un cúmulo de razones que piden a voces realizar ese viaje, recorrer con el dedo un mapa vacío, y rellenarlo con un «¡aquí estuve yo!», «!no me creo aún que haya podido realizar este viaje!», «¡este es el faro del que te hablaba!» No sé, tengo la sensación que toda aventura tiene un fin: Salir del camino marcado, ser valiente, y después «ver qué sucerá». En este caso, con los faros de Menorca.
Desde ese acantilado, Albert Camus mantiene que él sigue viajando porque se siente joven y ansiado de emociones. Sabía yo que los faros ejercen cierto magnetismo sobre la persona, pero no para tanto. Acto seguido me lo confirma. «Voy buscando los faros de Menorca porque ya soy viejo y necesito comprender algo antes de que sea demasiado tarde«. Luego me aclara que se trata de su lucha con los años, por esa gran mentira llamada «la edad». Este tipo tiene mucha y buena conversación, no siento que pierda el tiempo.
Faros de menorca
Una de las razones para recorrer la isla de Menorca en 360º fue el hecho de conocer que tenía 7 guardianes en forma de faros. Alcanzar uno de ellos es como llegar a una meta. Son como gigantes a los que uno debe enfrentarse, al igual que Don Quijote tenía sus molinos. En el Camiño dos faros «las pasé canutas», la victoria fue para los faros, eso dicen las crónicas, y eso digo yo. En el camino natural de la ruta del cantábrico, acabamos en tablas, pero acabamos mal. A la tercera iba la vencida, en los faros de Menorca, en sus 7 faros. En una isla llegaba mi venganza. ¡Pero vaya isla!
Faro de Cavallería, faro de Favaritx, faro de Punta Nati, faro de Artrutx, faro de la isla de aire, faro de Mao y faro de Sa Farola
Faros Norte de Menorca
Dar un paseo alrededor de un faro es una cosa que sólo podría explicarlo con sentimientos y emociones, pero sin un porqué con el que pueda llegar a convencerte. El faro de Cavallería te recibe con unos acantilados que meten miedo, un refugio en forma de cueva que te dirige a un lugar de la historia que no llegué a descifrar. Amontoné unas cuantas piedras mirando al mar, así me dijo Albert Camus que hiciera, es como pedir al faro que deseas volver a Menorca.
Y en mi cuaderno de viajero escribía mientras tanto: «Y pensé que esa cueva me llevaría a otro destino. Y así fue. Me encontré con una paisaje curtido por el mar, más próximo a la luna que a la tierra. Un lugar con deseos de estar distante de la civilización, pero sólo eso, deseos. El Faro de Favaritx«.
Sorteando el exigente norte de la isla, alcanzamos el Faro Punta Nati con restos de un pasado militar y de un pirata llamado tramontana que convierte en desértico el panorama. Pero esta es una aventura y si quieres saber qué es el turismo de aventura pues aquí.
Faros Sur de Menorca
Y de camino al Sur de Menorca, hallamos el Faro de Artrutx que se aleja del faro soñado, seguramente porque el mundo lo quiso así. No descarto que en otra ocasión le rinda un digno homenaje. Tengo muy claro su inicio: «Érase una vez…»
Y en el horizonte me pierdo pensando que esta isla nunca fue plana. Un horizonte donde aparece el Faro de la isla del aire que evoca al faro de un libro de aventuras. En una isla de difícil acceso. Donde no vive nadie. Donde sólo le falta el mapa de Menorca y el tesoro.
Y no me quiero dejar los faros de las ciudades que dan vida a la isla. La triste historia del faro de Mao y el faro de Sa Farola en Ciutadella, que te deja mirando hacia un castillo, pudiendo tratarse del «To be continued» de cualquier libro de aventuras.
Ruta de los faros de Menorca
Cuentan igualmente, que un día Albert Camus volvió a escribir recordando aquella conversación por la ruta de los faros de Menorca con el mochilero que nunca más volvió a ver: “Crecí en el mar y la pobreza fue para mí fastuosa; después perdí el mar, todos los lujos me parecieron grises, la miseria intolerable. Desde entonces espero.”
Sin duda, una gran manera de decir adiós y ojalá volvamos a encontrarnos, tú y yo. Porque a la larga, uno tiene que gastar su tiempo con quien no le haga sentir que lo pierde.
Y aquí mi libro “Subiendo España”, 52 historias despeinadas de trekking sobre un proyecto en montaña basado en hechos reales.
Fotos
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El de Favaritx fue mi favorito.
“Y pensé que esa cueva me llevaría a otro destino. Y así fue. Me encontré con una paisaje curtido por el mar, más próximo a la luna que a la tierra. Un lugar con deseos de estar distante de la civilización, pero sólo eso, deseos».
Exactamente eso. Me recordó a un paisaje lunar.
Y un detalle más. Como me porté mal en mis años más mozos, descendí el acantilado (no lo recomiendo) porque veía demasiados colores adheridos a las grises rocas que bañaban las peligrosas olas . Metí la mano y saqué tres raciones de mariscos que no he visto en mi vida (en el litoral de Cádiz no me quedan zonas tan salvajes). Se ve que no hay muchos seres humanos que metan la mano en ese lugar exacto. Por supuesto volví a dejar a la fauna en su sitio y subí antes de que una ola me hiciera tontamente famoso en los sucesos del periódico local.
Me preguntaste en un post anterior si recomendaba algo más de la isla. Pues al margen de la zona costera llamó muchísimo mi atención la mina romana abandonada cerca de Ciudadela (Lythica). Con el tiempo la vegetación se hizo sitio con un resultado bellísimo. Escaleras que no van a ninguna parte, arboles solitarios en pisos en altura recortados, y un jardín precioso abajo. Un paisaje que me recordó a una ruina maya mediterránea, por aberrante que pueda parecer la definición.
Por otro lado, el camino largo hacia las Coves del Colom parecía un sendero de El Señor de los Anillos, con arañas gigante flotando (sí, sí, flotando) y todo. Muy recomendable si tienes un escudo delante (yo coloqué a una amiga de locomotora para evitar chocar con arácnidos).
La albufera de Ses Grau también es genial. Dejas tu DNI y te dan unos prismáticos. Si vas en fechas adecuadas vas a encontrarte con muchas aves muy curiosas (yo fui a finales de mayo en aquella ocasión).
Qué envidia. Ojalá pueda regresar pronto. Siempre regreso allí. Me han dicho que Cerdeña es una isla similar. También la tengo pendiente.
Una gran descripción, Alejandro. Intuyo que lo has vivido y te ha marcado, y es cierto que es así. Tu introducción al faro de Favaritx sensacional, tal como lo cuentas. La albufera de Ses Grau digno de ver. Los prismáticos debe ser para época estival, en abril no había nadie, o es que se han quedado sin presupuesto.
Creo que también repetiré, pero de manera más tranquila, fuera del cami de cavalls, para poder ver esas cuevas de colom al más estilo Frodo Bolsón. O esa mina romana de Ciutadella.
Gracias por los comentarios, uno se congratula al saber que no está tan loco…