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Cuando el calor se adueña del entorno de nuestras montañas, no hay cosa más necesaria que el agua, si queremos disfrutar del medio natural sin poner en riesgo nuestra salud. La experiencia nos hace sabios, los recuerdos viejos y no ser precavidos nos puede hacer pasado. Moraleja: El agua en la mochila no pesa.
Viene aquí, una de las muchas historias que sobre el agua pudiera contar. Hace unos 20 años durante una travesía en verano por Ordesa, con mi amigo Miguel Ángel Vera, nos quedamos sin agua por encontrar secas las fuentes que estaban sobre la ruta. En un estado lastimoso cerca de la Cresta de Diazas, vimos el destello de algo metálico; era la motocicleta de un agente forestal. Junto a ella una botella de agua significaba nuestra salvación. Por educación llamamos al dueño, pero nadie aparecía; bebimos y seguimos buscando al dueño, pensando en lo peor. Pero bingo, el señor estaba escondido para no ser visto, tenía sus motivos. En agradecimiento a nuestra discreción nos dio toda el agua que llevaba.
Una buena hidratación es primordial para hacer una actividad en la montaña. Podemos sobrevivir cuatro o cinco días sin agua en clima húmedo y dos días en un clima caluroso. Con la hidratación evitaremos problemas como la insolación, deshidratación y los golpes de calor. Es muy importante hidratarse antes de la actividad, durante la misma y después de terminar para volver a recuperar los niveles de líquidos perdidos. La hidratación puede llevarse a cabo con agua, zumos, bebidas isotónicas, tés e incluso con plantas específicas.
Hoy voy a tratar la búsqueda de agua en la montaña y su desinfección antes de consumirla. Cómo conseguir agua.
¿Dónde está el agua?
Primero localizar una fuente de agua con apariencia de potable para evitar intoxicaciones. Debemos tener siempre un punto de desconfianza en el agua que encontremos y analizar el entorno antes de beber.
Tendremos en cuenta lo siguiente:
Buscar siempre agua que corra en pequeños arroyos, y nunca agua estancada ya que puede acumular bacterias o parásitos incluso por muy limpia parezca. Son preferibles los manantiales y fuentes naturales, salen directamente de la tierra o entre rocas.
Observar contaminaciones próximas, como excrementos de animales o animales muertos. En esos casos, aunque el agua corra, puede estar infectada.
En zona de neveros, siempre que no haya pisadas, puede ser apto para coger nieve o hielo y derretirla.
En zonas áridas observaremos dónde se acumula la vegetación y buscaremos en su alrededor. También observaremos a los animales y sus sendas, ya que nos pueden llevar donde ellos beben.
Patógenos
Hay tres grupos de patógenos que podrían aparecer en el agua recogida:
Parásitos: Protozoos, amebas y gusanos. Causan: giardiasis y cryptosporidiosis. Tardan en manifestarse de 2 a 20 días y su sintomatologías incluyen nauseas, diarreas, dolor de estomago, fiebre, dolor de cabeza, flatulencia, etc. Sobreviven en aguas frías.
Bacterias: Más pequeños que los parásitos. Causan: salmonella, cólera, disentería, tifus… Tardan en manifestarse de 2 a 5 días y su sintomatología incluye dolor abdominal, dolor de cabeza, fiebre, nauseas y vómitos. En sólo un 0,1% de casos es mortal. Sobreviven en aguas frías.
Virus: Son bastante comunes en aguas tropicales. Trasmiten la polio o la hepatitis. Puede resistir a la congelación y son muy contagiosos. Se manifiestan a las 24 o 48 horas. Su sintomatología incluye vómitos y diarrea.
Potabilizar el agua
Una vez que tengamos el agua, si dudamos de la calidad de la misma, tendremos que purificar y/o potabilizarla con algunos de los métodos que vamos a enumerar a continuación.
Purificar: Consiste en limpiar y eliminar impurezas que pueda poseer, mientras que potabilizar el agua consiste en desinfectarla para que se pueda consumir.
Decantar: Consiste en dejar reposar el agua recogida para que las partículas se asienten en el fondo. Posteriormente, se transvasará el agua a otro recipiente evitando mover el fondo. No elimina parásitos, bacterias o virus. Sólo se utiliza para agua potable para el consumo, pero que esté turbia por contener tierra.
Filtros: Consiste en bombear el agua a través una malla con poros de un tamaño muy reducido (1 micra al menos, pero recomendable 0,4 micras o menos) para eliminar impurezas. Elimina parásitos y bacterias, pero no virus.
Hervir: Calentar el agua hasta su ebullición (100ºC) entre 2 y 5 minutos. Es el más efectivo para eliminar parásitos, bacterias y virus (excepto el de la hepatitis). Mantiene el sabor del agua.
Pastillas potabilizadoras: Realizan diferentes procesos químicos para liberar oxígeno, éste produce el efecto desinfectante de bacterias y virus, aunque el único que desinfecta los parásitos es el dióxido de cloro. Hay esperar un tiempo a que haga efecto (según las indicaciones) y deja un sabor fuerte a cloro en el agua.
Yodo: Aplicar de 2 a 10 gotas de yodo por cada litro de agua y dejarlo actuar durante 30 minutos. Elimina bacterias y virus. Deja un mal sabor en el agua. Las mujeres embarazas y las personas con problemas de tiroides no deben utilizarlo.
Lejía: Consiste en aplicar 2 gotas de lejía por cada litro de agua y dejarlo actuar durante 30 minutos. Elimina bacterias y parásitos. Deja un mal sabor de boca. No es válido cualquier tipo de lejía, hay que buscar una específica para potabilizar agua.
La botella transparente de plástico o cristal: Es un método de supervivencia para potabilizar agua. Llenada la botella, la exponemos a los rayos de sol durante 6 horas, los efectos térmicos y los rayos UVA provocan la muerte de patógenos y bacterias.
Según las condiciones del agua que encontremos, usaremos uno u otro método, o incluso la combinación de varios. Para agua en buenas condiciones utilizaríamos la decantación, si se encuentra algo turbia. Para agua de la que podamos dudar, podríamos utilizar cualquiera de los otros métodos (filtros, ebullición, pastillas, yodo o lejía). Para lugares donde el agua esté en muy malas condiciones, la ebullición o las pastillas son los mejores métodos.
¿Y si sólo hay nieve y Hielo?
La nieve o el hielo deberían ser purificados y potabilizados como ya he explicado, aunque en este caso, al tener que utilizar fuego para derretirlos, aprovecharíamos el calor para hervirlos y así conseguir agua potabilizada.
Éste agua no se encuentra mineralizada y no nos aportaría los minerales necesarios para nuestro organismo. No nos perjudicaría, pero tampoco nos ayudaría. Para solucionarlo deberíamos utilizar polvos de bebidas isotónicas o bolsas de té, o con tierra y luego decantarla.
Nunca debemos ingerir nieve o hielo, ya que el cuerpo necesitaría mucho calor para derretirlos, aparte de producir quemaduras en los labios y la garganta.
Métodos de supervivencia
Hay muchos métodos para obtener agua para sobrevivir, pero será el tipo de terreno y la vegetación quien nos indicará cuál de ellos debemos utilizar.
Uno de ellos es escarbar en los lechos secos de cursos de agua, hasta que lleguemos a tierra húmeda; hay que seguir profundizando hasta llegar al nivel freático y el agua aflorará. También podemos escarbar en las playas, a cierta distancia del mar; el agua dulce es más ligera que la salada y flota.
Algunas plantas como los juncos, saucos, espadañas, sauces y aneas, son indicativas de existencia de agua en el subsuelo, varían según la zona geográfica. Muchas plantas que crecen en zonas secas como cactus y el nopal almacenan agua en su interior.
En terrenos calcáreos podemos encontrar agua en el interior de las oquedades y en terrenos graníticos en las pilas naturales.
Otro método es observar los desplazamientos de los animales a primera hora de la mañana o última de la tarde; seguir sus sendas y os llevarán al agua. La existencia de aves, hormigas y abejas es una señal segura de agua en la zona.
En el caso de no encontrar ninguna fuente de agua, construiremos un destilador para aprovechar la condensación. Para ello necesitamos un plástico de 2 x 2 m y un recipiente para recoger el agua. Un tallo hueco nos servirá para beber sin desmontar el destilador. Con este sistema podemos obtener entre 0,5 y 1 litro de agua al día. Comenzamos haciendo un hoyo en cuyo fondo colocamos el recipiente que recibirá el agua de la condensación que se produce en las paredes del plástico con que cubrimos este hoyo. Una piedra en el centro del plástico conducirá las gotas hasta el recipiente. El destilador será más efectivo si introducimos plantas verdes, barro o agua no potable: contaminada, agua de mar u orina.
Otra manera es por condensación. Introducir una rama con hojas verdes dentro de una bolsa de plástico, se ata la bolsa a la rama y se deposita una pequeña piedra en el fondo de la bolsa. Este destilador solo funciona de día. Se monta por la mañana y se retira al atardecer. Si lo dejamos por la noche, las hojas volverán a absorber el agua.
En lugares donde se produzca rocío en la noche, podemos recogerlo con una tela y luego escurrirlo en un recipiente; lo mismo ocurre si hay neblina o vapor de agua en el ambiente. En zonas secas y frías, al amanecer las plantas aunque estén secas, se cubren de escarcha que se puede recoger.
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