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Cuenta la Fábula
Cuenta esta fábula y las fábulas suelen contar bien, que hace muchos muchos años, un joven heredero de la corona de nombre Sergiohef, hijo de Ferhamed III del reino de Granada, acudió de veraneo a la península ibérica para tratar unos asuntos de corona con su padre; En su estancia en el pueblo de Dilar, el joven apuesto Sergiohef contempló a la mujer más bella que jamás habían visto sus ojos, y lo cuenta también la leyenda. Ni harto ni perezoso, entabló conversación con aquella de la cual se enamoró de manera instantanea y soluble.
Tanto Sergiohef como la bella dama, con el objeto que su padre no descubriera su amor, emprendían rutas de senderismo por la pista Otura (próxima al pueblo del idilio) hacia lo más alto, y allí juntos, mientras tomaban su bocata de queso con aceite, mantenían en secreto su relación de amor eterno. Fue tal el amor, que cuenta la leyenda que en aquellos días que la pareja subía a tal lugar, las nubes desaparecían y la luz se hacía en los oscuros inviernos; no había una sola vez que no tiraran una piedra lo más lejos posible como símbolo de su deseada libertad en pareja, sabían que su padre Ferhamed III nunca permitiría aquella relación.
Sergiohef era un tipo serio, alto, aspecto de moreno, corredor y delgado; ella era morena, pequeña y muy graciosa. Y juntos se olvidaron del mundo, excepto aquellas noches que se escapaban al pueblo cercano de Padul, y bebían, y entre vasos de vino, humo y risas, se amaban por todas las tabernas del barrio, donde eran conocidos como «¿aquella pareja tan extraña?«.
La Moraleja
Y como una fábula necesita un fin y una moraleja, voy a ver si recreo el final.
Pues en este punto, de la noche al día, Sergiohef nunca más volvió a contemplar a la bella joven cuyo nombre nunca nadie conoció. Desapareció. Unos dicen que un apuesto jovenzuelo de Padul le prendó, otros que murió de amor, y en las tabernas, que es donde se dice siempre la verdad, comentan que el padre de Sergiohef, al enterarse de la relación, lo consideró una ofensa por no ser ella del mismo linaje, y en un plan premeditado la hizo desaparecer. También cuentan que se escapó de las garras del Rey malo y se marchó a vivir de ermitaña allá a lo más alto, y que cuando alguien pasa cerca encuentra restos de bocatas de queso con aceite como símbolo de su existencia y de su amor hacia Sergiohef.
A esto, Sergiohef nunca se recuperó de esta pérdida. Un día, al salir de una taberna ya muy borracho, emprendió viaje a aquel punto tan alto donde el amor se fundió. Y desde ese momento, todos los días recorría ese camino con la esperanza de encontrar a su pequeña y graciosa. Cuenta la fábula, que cada día que llegaba a lo alto, cogía la piedra más grande que pudiera ver y se la llevaba con el fin de encontrarla algún día escondida en un recóndito lugar. Y cuenta aún más esta fábula que voy recreando. De tantas piedras que pudo quitar en sus perennes caminatas, en la montaña se abrió una cavidad en forma de ventana, y que un día se volvieron a encontrar y por esa ventana se escapó un día aquella extraña pareja, y la cerraron. Desde el momento que Sergioheff también desapareció, los lugareños tomaron la iniciativa de llamar a este punto «Piedra Ventana«, y se inunda actualmente de parejas enamoradas que tiran una piedra desde lo más alto ilusionados que su amor sea eterno para siempre.
Moraleja: Carpe Diem
Itinerario: Pista Otura y Dilar – Hermanita Vieja – Silleta Padul – Piedra Ventana
Escrito por Fernando Camacho de Elsoplo
Y además…
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