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EMPECEMOS A HURGAR…
«No eres lo que logras, eres lo que superas». Hacia Namche Bazar.
Nepal. Octubre 2015. Ya dejamos atrás Katmandú. Nos encontramos en Lukla, un pueblo que vive al 100% de su aeropuerto y del paso de montañeros. La alta ruta del Everest va a dar comienzo. El objetivo es alcanzar en esa misma etapa la población de Namche Bazar, cuanto antes tengamos la sensación de estar en la montaña mejor para nuestro cuerpo, mejor para nuestra mente. Es parte del mapa de trabajo, otra cosa es que tanto desnivel y altitud para el primer día nos fuerce a parar en Monjo, población más cercana. Resta un largo y duro día que nos dejará posiblemente y a las primeras de cambio a 3.450 metros de altitud. Es importante recordar que el mal de altura puede manifestarse ya a partir de los 3.000 metros
Hacia el Himalaya
La salida desde Lukla hacia Namche Bazar es como salir de Madrid por la Gran Vía pero con 15 kilos a tus espaldas, la calle mayor se llena de montañeros, yacks, porteadores, curiosos, lodges, mochilas para acá, mochilas para allá. Pasamos el control policial donde acreditas que tienes los permisos correspondientes y facilitas tus datos, algunos tan curiosos como tu marca de móvil. No quisiera pensarlo, pero creo que el objetivo es rastrear tu búsqueda en caso de desaparición, hecho posible cuando te encuentras bajo las montañas más altas del mundo.
No conoces a nadie, nadie te conoce a ti, pero una puerta en medio de la inmensa naturaleza te viene a recibir, y de la misma manera devolvemos el saludo a la puerta tibetana que nos ha dado la bienvenida, por ahora nuestro primer amigo de la zona. En el momento que cruzas esa línea es el momento que sabes con certeza que no hay vuelta atrás, que te acabas de meter en el corazón del Himalaya.
Durante la jornada te arropa el valle del Dudh Koshi y sientes encima el aliento de las montañas de enormes dimensiones, creando una aura mágica a tu alrededor, aura del cual más adelante ya no querrás salir.
Es muy habitual contemplar en el recorrido las llamadas “Estupas”, monumentos funerarios de peregrinación en cuyo estructura quedan simbolizados el sol, la luna, el viento, el fuego, el agua y la tierra. Las ruedas de plegaria u oración que deben girarse siempre de derecha a izquierda.
Lodges
Al principio, el paso por tranquilas aldeas con sus lodges y casas de té es constante, donde las placas de energía solar se fusionan con la ropa moderna de los montañeros, y con los cultivos de la zona. Estos establecimientos (lodges y casas de té) se convierten en la clave para poder llevar a cabo esta aventura de manera autodidacta e independiente, en otra época sólo era posible llegar hasta aquí a base de campamentos de pernocta. Los lodges son una especie de casa-refugio grande, con un salón-comedor amplio alrededor de una estufa que ofrecen menú de comida variada, habitaciones de 2/3 camas, y cuyo precio no es elevado pero aumenta progresivamente en relación a la altitud alcanzada. En cuanto la estufa se apaga sufres de frío, cuando vas a la habitación ya mueres de frío. Las casas de té son simples puntos de avituallamiento. El presupuesto diario sin muchas pretensiones puede oscilar entre los 15-20 euros diarios, todo depende de los gustos y manías de cada uno.
Puentes colgantes
Nos acompaña en esta primera parte del camino el río Dudh Koshi, el cual nos lleva a cruzar el primer gran puente colgante. La primera vez que cruzas un puente de estas características te viene a la mente esas películas de aventuras de la tele, con todos sus posibles guiones, llegas hasta ver la ficción. El puente en sí está formado de entablados metálicos distantes unos de otros, y que a menudo se balancean con grandes vacíos a tu alrededor. Yo diría que son puentes que desafían la gravedad y hace que se te pongan de corbata. El temor aumenta cuando de frente te vienen del lado contrario rebaños de yacks de la zona cargados hasta las trancas, y aunque a los lugareños no les importa coincidir en medio del puente, nosotros siempre dejamos que pasen ellos primero, más acostumbrados a las alturas y a los acantilados de este tipo, por justiicarlo de alguna manera .¿educación occidental o miedo escénico?. Sólo experimentándolo se puede entender lo que se siente en un puente colgante
Sagarmatha
En el camino podemos contemplar los picos de Kusum (hasta los 6.000 metros) y espectaculares cascadas, hasta alcanzar Monjo, punto que marca la entrada en el Parque Nacional Sagarmatha o el Parque Nacional del Everest, donde uno se acredita con el preceptivo permiso. De aquí hasta Namche Bazar la subida es ya continua y considerable, y el paso tranquilo y la respiración pausada se hacen fundamentales para la aclimatación y no llegar a desfallecer, hay momentos que puedes llegar a ver luces y dragones. La etapa con el vuelo a Lukla incluida es posiblemente algo exagerada.
Namche Bazar
La entrada a Namche Bazar comienza con otro control policial que justifica que sigues situado y no has sufrido pérdida alguna. Se podría decir que esta población es la capital del Himalaya, el lugar con mayores servicios y diversidad de alojamientos, un pequeño pueblo de montaña, con su mercado y esa esencia que lo convierte en algo especial.
Dejamos bártulos, negociamos alojamiento y comida, y nos damos un pequeño paseo por las tiendas de Namche Bazar. Evitamos los dos bares que no nos pasan desapercibidos, porque mañana volvemos a ganar en altitud, y el cuerpo tiene que adaptarse durante la noche a este nuevo climax. Esa historia será parte de otro #dejamektcuente
Datos de la etapa: Lukla – Namche Bazar: 24 kms (Desnivel Acumulado: 1300 mts). 6-8 horas
Ahora la selección de las fotos de esta etapa
Escrito por Fernando Camacho para El soplo
Y además…
Aquí mi libro “Subiendo España”, 52 historias despeinadas de trekking sobre un proyecto en montaña basado en hechos reales.