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Pues así he titulado este episodio, déjame que te cuente la diferencia entre Katmandú y pasión, suelo ir a buscar un título cuando termino el contenido, y esta vez como que la pasión me ha llevado a tenerlo más claro que otras veces.
Recuerdo que ya te conté el gordo que supuso el viaje, los preparativos previos antes del vuelo, 20 horas en un avión y el sueño de un niño que se iba haciendo realidad vestido en un Déjame que te cuente, y así aterrizamos en Katmandú con +8000.
Es fácil perder de vista tus sueños en esta sociedad que nos rodea, que sin apenas darte cuenta, te envuelve por el sistema, y te arrastra a llevar la vida que te han inculcado que debes de llevar, que es la mejor para tí, sin plantearte previamente la pregunta más importante, ¿es lo que tú quieres, no?
Katmandú
Una ciudad de poco más de un millón de habitantes, protegida o amurallada por dos grandes, China y La India, ciudad que a su llegada te asusta por su caos en el aeropuerto, por lo caótico de la lucha entre autobuses, transeuntes, rickshaws, bicis, camionetas, y motos de todos las variedades haciéndose hueco, «¡pero Katmandú!, ¿qué me hiciste?», desconoces el motivo, pero es ciudad de la que te sientes atraído, en la que te sientes un ser humano, humano en todos los sentidos, posiblemente sea la máxima razón, bajar al fondo para desnudarte al mundo tal como eres y viniste al mismo. Ciudad, país, que al marchar, marchas enamorado.
Ciudad donde la simpatía y hospitalidad del pueblo nepalí se mezcla con las etnias del planeta tierra, lugar de encuentro de ciudadanos del mundo en un fondo de callejuelas, plazas, templos, palacios y un valle a 1.317 metros de altura que forma un decorado perfecto para empezar a soñar.
Volviendo al asunto, que te decía que es fácil perderte en la sociedad, perder el ojo a esos sueños, tus sueños. Desde hace tiempo algo me rondaba por la cabeza, algo me decía «¡SI TÚ NO QUIERES ESO, GIRA! Yo no quería eso, sin embargo, me estaba dejando llevar, y eso de dejarse llevar es cómodo, a veces demasiado cómodo, pero la comodidad (rutina) se puede volver en tu peor enemigo con el paso del tiempo.
Y empecé a soñar en la realidad. Ya no era mi sueño. Dicen que los sueños dejan de ser sueños cuando se convierten en objetivos. Comentan que los sueños están en el mundo de la fantasía y al convertirlos en objetivos pasan al mundo de la realidad.
Cometas en el cielo
Lo primero que puedes ver en Katmandú, si tienes algo de suerte, son las cometas en el cielo, título de un buen libro por cierto. Volar cometas en Nepal ha sido siempre una parte muy importante en la cultura del país, ya que se considera como una forma de recordar a Dios que no mande más lluvia. No sólo los niños vuelan cometas desde los tejados, sino que lo practican las gentes de todas las edades.
Y con la libertad de una cometa, es cuestión de enredarte por el pintoresco y turístico barrio de Thammel, pasear por la Plaza Durbar (asediada por el terremoto) y patrimonio de la humanidad, subir las 365 escaleras del Templo del mono (animal sagrado), acudir al templo de Boudhanath Pashupatinath con la estupa esférica más grande de Nepal y el sitio más sagrado del país, visitar el barrio de Patan, y de ahí en adelante no poner freno, disfrutar del pueblo nepalí que no dejará de sorprenderte. Y no creo que deba explicarte más, sólo entenderás lo que te explico si lo ves con tus ojos y lo experimentas con tu corazón, viaja al Nepal, vive, saborea, llénate, loading the battery y cárgate de todos sus colores, y traete mucho té, te convertirás en un experto del té, aprenderás a soñar con los pies en el suelo.
Pasión y realidad
Pues sí. Katmandú en sus inicios fue un sueño, luego pasó a ser objetivo, y en este momento pasaba a ser una realidad. En la vida es necesario y vital dedicarte a aquello con lo que realmente disfrutas, porque es y será tu talento, tu forma de motivarte y tu camino a vivir en plena libertad. El secreto de la vida nadie lo sabrá jamás, pero si haces lo que amas con la gente que amas, no creo qque esa pócima te falle
No te quito ni un segundo más por ahora. En el próximo episodio, el album de las 37 fotos seleccionadas de Katmandú. ¡¡¡Ahhh!! Un tema pendiente, déjame que te cuente la diferencia entre Katmandú y pasión, no existe diferencia, si uno quiere y ansía algo, ese algo es pasión.
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