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Aventura en Nepal ♣ 22-09-16 ♦ #déjamektcuente ♣ Nepal
“Tu vida irá hacia adelante cuando te apartes de las personas que te llevan hacia atrás”.
«La opinión de los demás acaba donde empieza tu sueño»
Empecemos a hurgar….
A veces no es fácil andar CONTRA EL VIENTO, pero cuando vives para «andar» y «Andas» para Vivir, puedes llegar a romper todas las reglas.
Diez de la noche. Llegamos a Salleri. (Ver episodio anterior). Nuestra ruta a pie rondando el Everest había llegado a su fin. O eso creíamos. Un mensaje se había atascado en la bandeja de salida, pude leerlo en el avión de regreso: – Olvídate de todo por un rato, pon los cinco sentidos, tu aventura en Nepal comienza ahora –. LLegó tarde la cobertura.
Aventura en Nepal. Loading….
Salleri es como un pueblo del lejano oeste. Lo he visto en las películas. Cuando pasas la primera casa, las ventanas se cierran automáticamente, algunos paisanos siguen tus pasos con la mirada (creo que no tenían palillo en la boca), el matojo rodante no falta, y el viento no es viento, es su sombra que susurra…– ¡qué hacen aquí insensatos! –
Todo está cerrado. Todo no. Pero parece que lo está. Las luces alumbran menos que las velas de un chino. Y buscamos alojamiento. Nada es sencillo en esta población. Alguna película de vampiros seguro que se ha rodado. En nuestro caso era la aventura en Nepal.
En un lodge donde no hay dueño paramos, una cerveza siempre puede cambiar la forma de ver las cosas, y la cambia. Llega un hombre con piel arrugada y mirada furtiva, será por ello que nos mira como forajidos; será por tanto que el lejano oeste no debe estar lejos. Negociamos el alojamiento, nos sentimos dichosos, pero la felicidad plena no existe, tras la cena llega la sorpresa, alguien habló una vez del vaivén de la vida.
“Necesitamos transporte para ir a Katmandú”. Sin perturbarse lo más mínimo, sonríe, y comenta, – eso está complicado, todo full. Hay poco vehículos (jeeps) porque la India y China bloquean la frontera con Nepal y se prohíbe la venta de carburante -. Conclusión: No hay transporte para ir a Katmandú hasta el domingo. Nuestro vuelo parte el domingo. Empieza la aventura en Nepal.
En frente vemos una garita oscura donde nos aseguran que tienen jeep. Les acompañamos hasta un punto, y yo pienso, que aunque los países y sus costumbres sean todos diferentes, yo diría que es su casa, y que están todos durmiendo. Vamos, que nos vamos “echando patas”. Recurrimos a otra cerveza para no pensar en negativo.
La vida es demasiado corta
El despertador suena a las 4 de la mañana, tenemos la corazonada que si madrugamos con un poco de fortuna daremos con la clave para salir del lejano oeste. Con ojos apenados contemplamos la salida de algunos jeeps ya concertados pero todos llenos. – ¡parar!, ¡parar! – alguno como un soplo de aire fresco grita como cual Sheriff del poblado. Y es el momento que los ojos se vuelven a encender, – ¡pero si hay parada de bus! –. La aventura en Nepal continúa.
Pero nuestro gozo en un pozo. Entradas agotadas, y sin reventa. 5 de la mañana. Nos sentamos. Cruzamos las miradas y nos entra la risa. Son esos momentos en los que sonríes o lloras, mejor reír, caer con clase. La cosa se pone bien fea. La opción de ir a pie no es viable por la distancia y el tiempo. Y es ahí cuando llega el truco final.
Aparece el bus. Y escribo la palabra “bus” porque es lo más parecido a cualquier otro tipo de transporte, aunque podemos llamarlo carromato grande, bus de dos pisos con literas acolchadas en la parte superior, o mismamente, la «Népal Travel«. Vamos, un horror.
La gente sube sin orden ni control, y una vez lleno… ¡sigue entrando gente!. Uno para arriba, tú para abajo, mejor en ese lateral, ¿no te importa de perfil?. Pillamos las mochilas y entramos a presión, aquí todo vale. Un tipo nos indica algo, pero – no entender – es la clave. Empieza a llover. El truco final ha llegado a buen puerto. Estamos dentro, pero la aventura en Nepal sigue su curso.
¿Tienes actitud de primera clase?
El panorama dentro era el siguiente: bidones de gasolina, personas de pie, muchachos sentados unos encima de otros, asientos overbooking estilo ryanair, oxígeno bajo mínimos, y todos felices. El bus del Nepal comienza a rodar.
Las carreteras no pensemos que están asfaltadas. Ni que son caminos anchos. Tampco hay una línea divisoria de carriles. NO creamos que son caminos de tierra cuidados. Ausencia de quitamiedos en las orillas de los precipicios. Se podría utilizar el símil de “caminante no hay camino se hace camino al andar”, sustituyendo caminante por bus.
Tras dos horas a ritmo pausado, la lata de sardinas hace su primera parada. Nos extrañamos porque nadie baja. Sólo entra gente. ¡Es imposible que suban más!. Pero nada es imposible en la vida, y menos en Nepal, sólo hay que CREER.
Un chiquillo nos pide los billetes. El truco de “no entender” ya no sirve. Se le entiende bien, habla un poco español, sin billete os tenéis que ir…!horror!. Nos expulsan del bus. Pero no le dejamos terminar la frase: …os tenéis que ir a la parte de arriba. Nos acaban de hacer el truco final. La aventura en Nepal entra en su «mejor» fase.
Todo lo bueno comienza con un poco de miedo
Con las pequeñas mochilas de 15 kilos nos vamos hacia el ático sin ascensor. Hay que trepar una pequeña escalera para subir a la zona vips con vistas. Es una especie de sobradillo donde conviven mochilas, ruedas de repuesto, nepalíes de todo tipo, y ciertas agarraderas para no caer, vamos, literas acolchadas. Pero no vemos a nadie preocupado con nuestra subida. Nos ofrecen un tipo de bebida que rechazamos. Ajustamos pies y manos, y adelante. Aquí no pasa nada. Esto es Nepal. Adiós al miedo. Viva la vida.
Al principio la situación es graciosa y original. Es todo cuestión de colocarse bien, aguantar la posición, esquivar ramas y cables eléctricos. ¿divertido, no?. A las 2 horas, uno se preocupa. Las carreteras empeoran, los precipicios aumentan, y lo que nos hunde del todo es la respuesta del chico de la botella: – ¿Sabes si queda mucho? -. Todo tranquilo y serio nos responde: «10-12 horas”. Ahora sí que aceptamos la botella que nos habían ofrecido, el maíz y nos hacemos con el sobradillo. Nuestras caras son un poema. La aventura en Nepal empieza a tener nombre: La Népal Travel. Alguno recuerda ese billete de avión en Lukla que anulamos. ¡unos listos!.
El avión también despega contra el viento
De aquí en adelante todo fue a peor, podríamos decir que rozamos el infierno. Los caminos daban miedo, cuando se enfrentaban dos vehículos en direcciones opuestas es difícil explicar la sensación de susto o muerte. En uno de los puntos delicados, por sus vistas al abismo y por la cantidad de inconvenientes en el camino, nos hacen bajar para hacer ese tramo a pie. Parece que es peligroso. A mí me parece todo peligroso. Y tanto. Andando ya es complicado, pero para la Népal Travel nada es imposible. Ya entiendo los accidentes del nepal.
El camino continúa, las sorpresas también, cuando crees que lo peor ha pasado puede que haya comenzado tu pesadilla. Y así fue. Tras 7 u 8 horas de viaje, se hace de noche, uno ya no sabe cómo ponerse en el bus, el movimiento de personas que sube baja no para.
¿Y sabes qué hace uno cuando no puede más?. Uno se duerme y se aferra al destino. Y ahí empiezo a soñar, a delirar en lo que dejé atrás, en lo que no volverá.
Pero lo de soñar en ese bus está prohibido. Ni los sueños son permitidos. Despierto cuando siento que el bus se empieza a caer hacia un lado. La capacidad del ser humano para sobrevivir es innata. Despiertas rápido, dejas a medias esos sueños, reaccionas, haces palanca con los pies y te quedas agarrado a una pared. Efectivamente, se cayó hacia el lado contrario al precipicio, se podría decir que estamos de suerte.
Sigue llenando la vida de razones
Todos bajamos con nuestros frontales. El conductor nos explica que por evitar el precipicio al cruzarse con un jeep, hemos entrado en una alargada vía de desagüe que se encontraba a la izquierda, la causa de que el bus se haya tambaleado sin llegar a caerse. Lo mejor es que el conductor te lo explica con una tranquilidad digna del mejor estado zen.
Lo bueno del Nepal es que nadie se sorprende, pero a tí todo te sorprende; La Népal Travel UNIDA se pone a bajar piedras de la ladera para poder sacar el bus del carril. Nosotros nos sumamos. Es evidente que ni la policía ni un taxi van a llegar a socorrernos. Si esto pasa en España tenemos noticia y escándalo para un mes.
Un grito contenido se escucha cuando el bus consigue salir, todos arriba y que la aventura del nepal continúe. Me quito el sombrero.
¿Estás listo para otra aventura?
No debemos olvidar que estamos todavía cerca del Himalaya, y por la noche, y en un ático sin ascensor, empieza a hacer un frío de muerte. Ejecutamos las maniobras pertinentes para sacar las prendas de la mochila sin caerse uno para abajo. Nos forramos con más ropa que en el campamento base del Everest. El panorama es dantesco. Entiendo que el tiovivo no sea parte del turismo del país.
Llegamos a Katmandú con espasmos, desencajados, cara de susto inyectada en piel, y con un «gracias a la vida que me ha dado tanto…«. En esta ocasión la suerte nos acompañó. La aventura en Nepal llega a su fin.
Como diría el pezsoplo ¡ Buenas noches y buena suerte !
Datos de la etapa y fotos: Bus de Salleri y Katmandu. 14 horas. Una odisea
Escrito por Fernando Camacho de El soplo
Aquí mi libro “Subiendo España”, 52 historias despeinadas de trekking sobre un proyecto en montaña basado en hechos reales.
Pincha en la foto para DESCARGAR EL TRACK del Everest Trekking. Nepal 2015