➡ Subiendo España es mi primer libro. Descarga una muestra ➡
Nunca me había parado a pensar el motivo de un viaje de aventuras, hasta la noche de ayer, que resfriado de mí, medio delirando, le di vueltas al contenido del episodio 48, el vuelo a Katmandú.
Los 3 Investigadores
Recuerdo, de pequeño, leyendo y releyendo los libros de los 3 investigadores, no paraba el chiquillo pezsoplo. Este tipo de colecciones siempre me han captado, será por el misterio, por lo que hay más allá, será por el tema de lo desconocido, será por no pisar siempre a ras de suelo y dejar libertad al despliegue de unas alas con ansías de explorar. Te voy a contar un pequeño secreto, en el proyecto «Subiendo España a un libro» (2014/2015), me llevé uno de ellos (me lo prestó mi colega el Pingui que tiene toda la colección), concretamente el número 1, «Misterio en el Castillo del terror«. Y todas las noches, entre cumbre y cumbre, con la luz de las estrellas y la luz roja del frontal, pasaba capítulos, y vaya si disfruté (será parte de «lo que el ojo no vio» de ese magno proyecto). Te puedo asegurar que sentí lo mismo que sentía de pequeño: inquietud, emoción, impaciencia, estado de alerta máxima como diría un tipo que yo conozco.
Antes de que cuente diez
Y este es el mismo estado que padecía el 9 de octubre de 2015. El vuelo a Katmandú (Nepal) partía justo antes de que cuente 10, porque el 10 era la fecha señalada, y el vuelo debía partir con nosotros y con nuestros amaigos de +8000. Ese viernes lo recuerdo como interminable, como aquellos cincos de enero de cada año mirando impacientemente debajo de la cama (hasta que un año el rey mago llega a ser uno). Creo recordar que fue uno de los viernes más largos de mi vida, no tenía fin, siempre había algo que hacer, que recordar, que revisar. Incluyo la llamada familiar de despedida y suerte, sensaciones extrañas, a veces sientes que nadie piensa que vas a volver, escuchas en tu mente «¡eehhhh boludo!, ¿estás loco, ¿sabes a dónde vas?, ¿has visto el estreno de Everest, estás chotado?, ¡que allí hubo un terremoto hace unos meses!», cuando lo que esperas escuchar es algo así como «¡ehhhh boludo!, ¿estás loco, te marchas y no me llevas contigo?, hazme hueco anda».
Esa noche no llegué ni a conciliar el sueño, a las 6 de la mañana se tomaba rumbo al aeropuerto de barajas (ahora, Adolfo Suarez), para llevar a cabo el maldito protocolo de facturación que me niego a explicar en este episodio. Ahora sí que ya no había marcha atrás. El vuelo EY76 y EY7602, y el vuelo Jet Airways 9W264 tenían en su cola pegado el nombre de «El Soplo«. El cronómetro estaba a cero, esto daba comienzo.
Cosas que hacer en un avión
Lo que tiene estar en un viaje de unas 20 horas con sus diversas conexiones, es que tienes tiempo para todo, hay muchas cosas que hacer en un avión, desde leer noveles a manuscritos, de dormir de un lado como cabeza abajo, a ver películas en chino manjarín, partidos de la premiere, comer y comer, beber y beber, y hasta jugarte unos bolos interactivos en la sección emirata «The games». Y te da tiempo también a pensar, a meditar sobre todo, y de ello que me puse a meditar.
Aquí no se trata de viajar, o cómo viajar, ni de correr o cómo correr, ni de trabajar o cómo trabajar, se trata de vivir o cómo vivir, de lo que somos ahora y lo que queremos llegar a ser, y descubrir si estamos en la línea, y en todo caso descubrir en qué momento nos hemos perdido, o desviado, y retomar el rumbo si es posible aún. Vivir es buscar el equilibrio entre ser y tener, nacimos de la nada, sin nada, por lo cual, nada es nuestro, entonces, no podemos decir nunca que hayamos perdido algo, nacimos siendo y es lo que debemos buscar, nuestra esencia, y eso siempre que el verbo tener lo sepas equilibrar: Tener actitud, tener amor, tener ilusión, tener fe, y así en sus diferentes conjugaciones.
Vuelo a Katmandú
Y tras leer, dormir, peliculear, escribir, jugar y meditar, el vuelo a Katmandú prosigue y el viaje continúa. Y llegas a Abu Dabi, te paseas unas horas por su moderno aeropuerto para partir de nuevo hacia el aeropuerto de Indira Gandhi en Delhi (La India) donde me recordó en algunas escenas a la película «El expreso de medianoche». Y de Delhi, tras pasar controles diversos, directos de madrugada a katmandú. Desde el viernes 9 a nuestra llegada el domingo 11, al final todo se convierte como en un día de 48 horas ininterrumpidas hasta la llegada a Katmandú, entraban en la zona cero, en el punto de inicio de un proyecto que comenzó unas navidades del 2014. Ahora es cuestión que te pongas a gusto, que llega la aventura (el vuelo a katmandu fue parte de ella).
Jupiter Jones, Pete Crenshaw y Bob Andrews (los protagonistas de los 3 investgadores) tenían una nueva aventura entre manos, un nuevo episodio daba comienzo.
«Cuando yo tenía 5 años, mi madre me decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron que quería ser de mayor. Yo respondí: – Feliz -. Me dijeron que yo no entendía la pregunta y yo les respondí, que ellos no entendían la vida. – John Lennon
Aquí mi libro “Subiendo España”, 52 historias despeinadas de trekking sobre un proyecto en montaña basado en hechos reales.