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Una vez realizada la planificación, habiendo pasado la aproximación,y ya localizada la cara por la que piensas subir, en nuestro caso la cara norte, nos dirigimos a la parte de mayor adrenalina, la ascensión final. Pasamos a la 4ª entregas de los Trucos de los Jóvenes Castores (Ascenso Alcazaba).
Este tipo de ascensiones pueden tener varios formatos y unas características similares. De estas características resaltamos como jóvenes y soñadores castores cuatro: El desnivel aumenta proporcionalmente a su pendiente de manera considerable, la subida avisamos que se hace interminable, y el paso coge un ritmo en cámara lenta como cuando el hombre pisó la luna, y por último, el número de veces que uno frena a respirar y poner los brazos en jarra se eleva a la enésima potencia. Uno quiere morirse y volverse atrás, pero ahora ya la línea entre la gloria y el infierno es muy delgada, y hay que pasarla salvo en el caso de tener problemas de salud.
En cuanto a los formatos (hablamos en épocas de verano), te puedes encontrar un camino claro y definido hasta la cumbre, sólo hay que mirar el suelo y seguir andando por el sendero, trocha o vía marcada (ejemplo es el Mulhacén). Otras veces, el camino alterna la tierra con la nieve con la posibilidad de tener que utilizar crampones y piolet aún en período estival (es el caso del Aneto), en otras ocasiones la subida se hace en dos partes (durmiendo en un refugio previamente y partiendo de madrugada al día siguiente, es el caso del Teide) y en otras se duerme de día y se parte a medianoche para coger la nieve dura para poder clavar los crampones y subir de manera más cómoda que si la nieve estuviera paposa (es el caso del Mont Blanc). Y luego existen casos como la subida al Alcazabar por la cara sur, un bolera de piedras sin guión alguno donde hay mil vías para subir, y hay que saber cuál es la mejor en cada momento para no cagarla, y te salga el Game Over; es decir, en este tipo de pendientes que pasan a ser superiores a los 45º el subir no es el único problema, sino el equivocarte al tomar la elección correcta, y tener que destrepar. Un dato importante es que en las bajadas es donde se producen el mayor número de accidentes.
Una vez llegado al objetivo, el viento suele empezar a correr, porque más allá de la cumbre sólo estás tú y el cielo, llamémosle, la gloria, es el momento donde te quieres comer el mundo, donde te sientes todo un señor del deporte, donde te retractas de tus palabras al iniciar la ruta y quieres más y más. Endorfina en su máxima expresión, que tiene muy bienos resultados para los emprendedores, en la próxima entrega sabrás el motivo.
Aquí mi libro “Subiendo España”, 52 historias despeinadas de trekking sobre un proyecto en montaña basado en hechos reales.