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Empecemos a hurgar…
En la época estival, la montaña se presenta más accesible pero no debemos olvidar que en esta estación, también debemos de tener precaución a la hora de disfrutar de una jornada montañera. Pasamos a Tormenta de verano en montaña.
En el corazón de los Alpes
“…ascensión al Breithorn Occidental en Suiza, cuya cima cubierta de nieve se eleva a 4.165 m. Esto sería el 21 de julio de 2003. A las 12:00 nos encontrábamos a 4.000 m., sobre la gran grieta que divide la cima del glaciar. Un puente de hielo cruzaba la grieta, sobre el mismo, aliviando el peso de nuestros cuerpos pudimos imaginar el fondo de aquella fría y profunda oscuridad; hicimos un descanso y en ese momento el gratificante silencio de la montaña se rompió con un trueno que hizo eco en valles y cumbres. En ese momento decidimos descender, las condiciones climatológicas así lo aconsejaban…” De mi artículo “En el corazón de los Alpes”.
El peligro de las tormentas
Dentro de los peligros que nos podemos encontrar en la montaña, unos estarán localizados por zonas o por la altitud; pero el fenómeno meteorológico que puede abarcar cualquier montaña, son las tormentas. La rapidez con la que se forman y su inusitada violencia bien por viento, agua, granizo, nieve o rayos, nos pueden poner en peligro si somos sorprendidos por ella, sin posibilidad de un buen refugio.
Uno de los lugares más peligrosos son los barrancos, en cuestión de segundos una riada puede arrastrar todo a su paso: personas y material. Las consecuencias suelen ser casi siempre mortales, sea por ahogamiento o por lesiones traumáticas.
En las paredes o zonas expuestas, los escaladores, deben luchar contra el viento, el granizo, el brusco descenso de las temperaturas y las cascadas de agua y piedras que caen desde la cima. En el mejor de los casos, la roca mojada se hace resbaladiza y aumenta la dificultad de la ascensión o la retirada.
En rutas y senderos, las tormentas pueden causar caídas de piedras y desplomes de pasos estrechos; los pequeños cauces de agua, se pueden convertir en impasables.
Los aficionados al parapente o el ala delta, pueden desplomarse al verse desequilibrados sus aparatos por las fuertes turbulencias, o bien ser arrastrados hacia las alturas por las corrientes de aire ascendente que acompañan a todas las tormentas, con el consiguiente riesgo de morir por hipoxia o por frio. Y finalmente, siempre está la posibilidad de ser alcanzado por un rayo.
Sabiendo cómo se producen las señales, a las que debemos estar atentos, sabremos dónde y como refugiarnos, para poder protegernos de esta increíble y potencialmente peligrosa descarga de energía.
Señales de alarma
Nubes oscuras, altas y planas en su parte superior en forma de yunque.
Mirando a la nube la corriente de aire nos da en la espalda. La nube se acerca.
Los pájaros se bañan y los animales parecen inquietos y se desplazan rápidos.
Sentimos cosquilleo en la piel y el pelo se eriza.
Los objetos metálicos emiten zumbidos y aparece luminiscencia en los objetos puntiagudos.
Cuando el tiempo que transcurre entre el relámpago y el trueno es inferior a 10 segundos.
Lugares peligrosos en las tormentas eléctricas
Cualquier zona prominente, cimas de montañas, crestas, aristas, bloques de rocas, cabañas y árboles aislados, dentro de edificios la chimenea, puertas y ventanas, mástiles de tiendas y material metálico.
Lugares que pueden conducir corrientes de tierra
Grietas, fisuras, pequeñas oquedades, cauces de agua, pasamanos metálicos, clavijas y vías ferratas. Rebaños y aparatos eléctricos o flashes potentes.
Lugares medianamente seguros
En la base de rocas, de al menos 15 metros de altura. La zona de seguridad comienza a unos 2 metros de la pared y alcanza una longitud similar a la altura del resalte. Sin embargo esta zona no da protección contra las corrientes de tierra.
Cuevas u oquedades profundas: desde la cabeza del montañero hasta el techo, tiene que haber una distancia libre de al menos 2 metros. Evitar la entrada de la cueva y el fondo. Mantenerse separado de las paredes y zonas húmedas.
Lugares seguros
En edificios con pararrayos, en el interior del coche con pertas y ventanas cerradas, desconectadas las tomas de corriente y recogida la antena. Dentro de los teleféricos.
Normas de seguridad (autoprotección)
En terreno despejado evitar las zonas con arroyos, rocas y árboles aislados. Alejar el equipo metálico o dejarlo fuera del refugio o cueva. Sentarse en cuclillas pero aislado del suelo con cualquier cosa (mochila, saco, cuerda…) y con el casco de escalada si se tiene. No apoyarse en la pared, alejarse de ella 2 metros. Evitar que el piolet o bastones sobresalgan por encima de la mochila. No usar aparatos eléctricos ni flashes. No permanecer dentro de las tiendas canadienses por sus mástiles verticales.
Si estamos escalando, no rapelar ya que la cuerda mojada puede conducir la electricidad. Alejar el equipo metálico pero no tirarlo, nos hará falta en otro momento. No levantar el piolet ni el martillo, por encima de la cabeza. Asegurarse a la pared, separado de ella al menos un metro, perpendicularmente al posible trayecto de la corriente eléctrica. Sentarse en cuclillas sobre la cuerda de escalada o la mochila.
Efectos de un rayo sobre las personas
Si el impacto es directo, muerte fulminante. Si el impacto es indirecto hay posibilidades de supervivencia, pero pueden producirse lesiones muy graves. Parada respiratoria, Traumatismos, Pérdida de conocimiento, desorientación, amnesia.
Primeros auxilios
Valoración inmediata de las constantes vitales. Reanimación cardio-pulmonar inmediata si lo precisa. Tratamiento de quemaduras y heridas. Evacuación a un centro hospitalario.
Moraleja
La previsión meteorológica seguirá siendo la mejor información para el montañero.
Más vale quedarse en casa o en el refugio y perder un día de actividad, que arriesgarse.
La tormenta pasará y la montaña permanecerá en el mismo lugar esperándonos con sus bondades.
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Por Antonio Miguel Fernández
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